Un estudio internacional ha confirmado lo que sospechábamos: los libros de texto que cursan los escolares de las zonas en conflicto del mundo no sólo no contribuyen a paliar la situación, sino que la refuerzan. Examinados numerosos libros de texto utilizados en escuelas israelíes y palestinas, se ha comprobado que la mayoría presenta estereotipos indeseables acerca de las personas «del otro bando». Curiosamente, aunque esta tendencia es peor del lado palestino que del israelí, ha sido el Gobierno del país hebreo el que ha criticado más duramente el estudio por tendencioso.
En ambos casos los textos pueden considerarse incitadores a perpetuar el conflicto, al instigar en los escolares un odio que más tarde será difícil curar. Sin embargo, aun presentando al otro como enemigo,
«casi no hay deshumanización o demonización del otro»
ni tampoco se advierten invenciones históricas, sino selecciones de hechos que glorifican al bando propio, y destinadas a la autojustificación y victimización.
De este estudio, lo que más nos interesa como docentes es que el efecto de los libros puede verse potenciado por la interpretación y el enfoque que de ellos hagan los profesores que los utilicen en clase.
«Una educación de espaldas a la paz», en DiarioVasco.com
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